Es, con seguridad, el termoplástico con el que estamos más familiarizados en nuestro día a día. El HDPE, o polietileno de alta densidad, está presente en objetos tan cotidianos como botellas, envases, juguetes, cascos, envases de cosméticos y alimentos y topo tipo de objetos domésticos. De hecho, es el polímero sintético con un mayor volumen de producción en todo el mundo. Es inodoro, insípido y no tóxico.
Además de sus innumerables usos en el hogar, el uso de tuberías de este material es habitual también para la conducción de líquidos en alcantarillados o en la agricultura. Sus ventajas hacen que se emplee además en la construcción, la industria y químicos o en la pesca.
El HDPE toma su denominación de sus siglas en inglés (High Density Polyethylene) y a veces también es llamado PEAD (Polietileno de Alta Densidad). Entre sus características están su ligereza, su flexibilidad, incluso con temperaturas bajas y su alta resistencia a los impactos. Los productos y agentes químicos, así como los ácidos, no le provocan daño, y también soporta temperaturas del agua por encima del centenar de grados.
El HDPE sufre oxidación a 50 ºC junto con degradación de las moléculas del polímero. Incluso a temperaturas ordinarias, en presencia de la luz, padece una degradación. Frente a la oxidación térmica, la incorporación de antioxidantes puede reducirla e incluso suprimirla. Respecto a la conductividad eléctrica, en el caso de este termoplástico es baja. Tiene además una alta resistencia dieléctrica y un factor de potencia bajo (9,15). Por añadidura, es reciclable y respetuoso con el medio ambiente.
Con estas características, las tuberías que lo emplean como principal componente tienen grandes ventajas respecto a otras.
– Rápida instalación. Gracias a su ligereza, el proceso de transporte, manipulación e instalación se acorta. Además no hace falta maquinaria pesada para trasladarlo.
– Flexibilidad. Se adaptan a cambios de dirección y curvas, por lo que no hacen accesorios o herramientas adicionales. En comparación, es más flexible que el polipropileno.
– Resistencia. Aguantan cargas verticales debido a que transfieren la mayor parte de la carga al suelo que está alrededor de la tubería. Esto es debido a su pared exterior corrugada.
– Vida útil. Resistente a los efectos de líquidos abrasivos, a los impactos y a otros agentes químicos, la vida útil estimada de las tuberías de HDPE es de 50 años.
– Seguridad. No se emplean juntas, ya que las soldaduras se efectúan por soldadura por termofusión, con lo cual la seguridad de la instalación es completa.
– Eficiencia. Gracias a su interior liso, facilitan un flujo de líquidos al de las tuberías de otros materiales. Además no acumula sedimentos e incrustaciones en su interior.
El HDPE se diferencia del polietileno de densidad convencional porque tiene un peso molecular superior, y su fabricación puede realizarse por tres métodos; el método de Ziegler, Phillips o ‘fase gas’. A diferencia del polietileno de baja densidad, es más duro, fuerte y pesa más, además de ser menos dúctil. Dentro de la familia del polietileno, el HDPE convive con el llamado UHMWPE (Ultra High Molecular Weight Polyethylene), que se usa para fabricar fibras muy resistentes, como las que se usan en los chalecos antibalas, y es hasta 15 veces más resistente que el acero de carbón ante la abrasión.
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