Las tuberías plásticas están ganando la partida en implantación para el uso en el transporte de agua potable. En el interior de los edificios es cada vez más común comprobar cómo los sistemas de conducción de agua fría y caliente dejan atrás a las antiguas tuberías de cobre o hierro galvanizado, sujetas a la corrosión, más costosas y con una vida útil menor.
Los plásticos más empleados para el transporte de agua de consumo humano desde hace años son el Polietileno Reticulado (PEX), el Polipropileno (PP), el Polibutileno (PB), en menor medida las tuberías multicapa… pero sin duda la tubería más utilizada a gran escala es la fabricada en PEHD (Polietileno de Alta Densidad).
La seguridad sanitaria es una prioridad cuando hablamos del transporte de agua que tiene como destino su consumo por el ser humano. En concreto, el foco está puesto en la transmisión de bacterias, con la comúnmente llamada ‘legionella’ a la cabeza. En primer lugar, hay que aclarar que la bacteria ‘Legionella pneumophila’ es la causante de los casos de enfermedad llamados legionelosis. El verano es, especialmente, una época sensible a la aparición de brotes, que se manifiestan con síndrome febril agudo de pronóstico leve (denominado ‘fiebre de Pontiac’) o con neumonía aguda o ‘enfermedad del legionario’.
De acuerdo con el Real Decreto 865/2003 sobre normativa sanitaria española, los materiales con los que estén fabricadas las tuberías para el transporte de agua caliente y fría a viviendas deben ser capaces de soportar los métodos de desinfección mediante tratamiento por cloro o por elevación de temperatura. Los mismos materiales deben también evitar el crecimiento microbiano y la formación de biocapa en el interior de las tuberías.
Para que se de la multiplicación de la bacteria se deben dar varias circunstancias, como el estancamiento del agua, la presencia de nutrientes (lodos, materiales de corrosión, etc…) y una temperatura entre los 20 y los 45 ºC. Torres de refrigeración, condensadores de vapor, o sistemas de acumulación de agua caliente sanitaria son proclives a albergar la batería si no se dan un diseño óptimo de las instalaciones y un mantenimiento adecuado y periódico.
«Las propiedades de los plásticos, junto con la continua circulación del agua, contribuyen a impedir esa proliferación»
La importancia de la ausencia de corrosión en las tuberías plásticas es determinante, ya que ese proceso (que se puede producir por aireación diferencial, corrosión galvánica o por acción del oxígeno, por ejemplo) provoca que aparezcan metales disueltos. Éstos, ya sean aluminio, hierro o zinc, por citar algunos, sirven de nutrientes para la legionella y facilitan su desarrollo. Además, esa corrosión crea un hábitat idóneo para que la bacteria sea capaz de sobrevivir a los métodos de desinfección.
En cuanto a la legislación vigente, las tuberías plásticas cumplen con toda la normativa para salvaguardar la salud de las personas, protegiendo y mejorando su calidad de vida. Citamos aquí las normativas RD140 (Calidad del agua de consumo humano), RD865 (Control y prevención de la legionelosis), RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas) y CTE (Código Técnico de la Edificación). Junto con el RD 865/2003, el Ministerio de Sanidad también hace cumplir el Real Decreto 140 sobre ‘Calidad del agua de consumo humano’, que es una transposición de la Directiva Europea 98/83/CE en este ámbito.
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