La soldadura por electrofusión es un procedimiento de unión que resulta relativamente sencillo de llevar a cabo, además de ser eficiente y, en comparación con otros, poco costoso. Sin embargo, es importante realizar cada uno de los pasos de los que se compone con extremo cuidado y sabiendo muy bien que un error en cualquiera de ellos puede repercutir en una mala unión. En este texto vamos a centrarnos en uno de los primeros pasos de la soldadura, el raspado.
Es importante recordar que la superficie del tubo debe ser siempre limpiada con un papel celulósico limpio y seco, incluso aunque, en apariencia, ya esté libre de suciedad. Es una forma de reducir el posible riesgo de contaminación de la parte que vamos a soldar.
Ocasionalmente podemos emplear agua para esta operación, usando trapos o toallas de papel que no dejen ningún resto y, siempre, antes de efectuar el raspado. Una de las premisas obligatorias es conservar seca la zona preparada para la soldadura. La existencia de humedad puede significar que aparezcan burbujas durante la unión, lo que supondría un problema importante.
El objetivo del raspado es eliminar la pequeña oxidación de la capa superficial que hay en los tubos de polietileno (PE). El raspado se realiza siempre hacia el extremo del tubo. Tras la limpieza con papel que hemos indicado, es clave no tocar la superficie del tubo después de ello.
>>> IMPORTANTE: Debemos tener en cuenta que ni una lija ni papeles abrasivos son aptos para preparar la superficie de la soldadura, ya que, no solo no eliminan material, sino que estropean la superficie del tubo y dejan en la superficie partículas.
Diferenciamos entre raspadores manuales y raspadores mecánicos. Estos últimos controlan la superficie de penetración y eliminan una capa uniforme de material. Los raspadores manuales, por el contrario, son directamente manipulados por un operario.
Lo más recomendable es que usen técnicas de marcado para delimitar la zona que se quiere raspar, como emplear un rotulador de color visible para señalar bien la zona que debe ser raspada. Borrar estas líneas señaladas significará que se ha raspado la superficie que queríamos.
No hay que olvidar que, en todo caso, la eficacia del raspado manual depende de la experiencia y habilidad del operario.
En el caso de tubos de PE 100, lo más aconsejable es emplear un raspador mecánico por la dureza de la superficie, algo que no es necesario en los de PE 80.
Uno de los errores que ocurren en ocasiones es que se dé demasiada holgura entre el accesorio y el tubo soldados, a consecuencia de que se haya raspado demasiado y eliminado una excesiva cantidad de material. Esto provocaría una fluencia del PE fundido hacia el exterior del accesorio.
Otro de los errores que se dan en ocasiones es el de utilizar trapos empapados en alcohol en la zona rascada, algo que puede añadir contaminación debido a que, si éste no se ha evaporado, se generarán materias volátiles que perjudicarán al proceso de soldadura. En el caso de que la soldadura se esté realizando al aire libre existe el riesgo de que la zona raspada se ensucie, al igual que si el accesorio ha permanecido fuera de la bolsa. Solo en este caso se recomienda limpiar la zona con papel e isopropanol.
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