El plástico en sus diversas formas se esta utilizando desde hace muchos años para la canalización y desde entonces, la extensión de su uso ha sido constante. No solo en la minería, la agricultura o la industria, que supieron ver rápidamente las ventajas que podía obtener de los termoplásticos, sino en usos domésticos y en la oferta de servicios públicos, alcantarillado, sistemas de saneamiento y otras instalaciones en edificios y sistemas contra incendios son usos cotidianos, con los que convivimos cada día.

El policloruro de vinilo (PVC) y el polietileno (PE) aunque no son los únicos, son dos de los  materiales que se han convertido en los más usados para canalizaciones plásticas.

El policloruro de vinilo clorado (CPVC), es capaz de soportar las altas temperaturas en el transporte del agua que no aguantaría el PVC tradicional, gracias a la evolución de la pujante industria de los plásticos que ha logrado la fabricación de materiales evolucionados a partir del PVC y el PE,

El polietileno reticulado (PEX) es capaz de trasladar agua a temperaturas aún más elevadas (hasta 95ºC y 4 bares de presión), por lo que suele ser el material preferido para ser usado con calderas y sistemas de calentamiento que emplean el agua.

El polietileno de alta densidad (PEAD) es otra evolución del PE, muy utilizado y recomendado para la canalización de agua potable.

Tanto el PVC como el PE, en todas sus variantes, han ido sustituyendo poco a poco, y aún hoy en día lo siguen haciendo, a las tuberías tradicionales de metal, ya sean de acero galvanizado, acero inoxidable o cobre. Su resistencia a la abrasión es una ventaja que juega a su favor. Pero hay otras:

Ventajas de las tuberías de PE

Son anticorrosivas y no se oxidan.

Tienen una gran durabilidad (alrededor de los 50 años).

Su transporte es sencillo por su escaso peso.

Son flexibles, lo que evita averías y roturas.

Tienen un bajo coste de mantenimiento.

Son respetuosas con el medioambiente.

Suministrable en grandes longitudes

Admite varios sistemas de soldadura.

Baja pérdida de carga y no adquiere incrustaciones.

Baja rugosidad y buen comportamiento hidráulico.

Seguridad sanitaria.

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Instalación y renovación sin zanja

Tanto la instalación como el mantenimiento y la renovación de las tuberías plásticas pueden realizarse desde la superficie gracias a la tecnología sin zanja, llamada también ‘NO-DIG’ o TT (Trenchless Technologies) en inglés. Gracias a ellas se pueden evitar las molestias comunes en este tipo de intervenciones, desde los cortes de tráfico y el cierre de calles hasta la interrupción de servicios públicos básicos. Por un coste menor y con la necesidad de un menor número de operarios para llevarla a cabo que en el caso de las excavaciones tradicionales, la tecnología sin zanja es más respetuosa con el medio ambiente y genera menos suciedad y escombros.