Las tuberías de PE están diseñadas para trabajar enterradas a 20º C durante una vida útil de cómo mínimo 50 años, con un coeficiente de seguridad mínimo de 1,25 para conducciones agua y de mínimo 2 para redes de gas. Teniendo en cuenta de que a partir de 0,8 m de profundidad de enterramiento (altura de relleno desde la clave al suelo) dejan de influir sobre las tuberías las condiciones de temperatura ambiental, podemos decir que su duración total todavía es mucho mayor, hablándose actualmente de 100 años con las nuevas generaciones de materiales PE 100.
Son inodoras, insípidas y atóxicas, cualidades óptimas para la conducción de agua potable para consumo humano entre otras aplicaciones. El PE conserva intactas las características organolépticas del agua sin modificar su sabor.
Son extremadamente ligeras con una densidad comprendida entre 0,93 y 0,96 g/cm3, por lo que flotan en el agua y son fáciles de manipular, transportar e instalar.
La superficie especular de su interior, es causa de que la pérdida de carga sea notablemente inferior al de las tuberías tradicionales. Esta cualidad también impide la formación de incrustaciones por precipitación de carbonatos o de otros productos.
Las tuberías de PE son resistentes a la corrosión, la cual es uno de los principales problemas en tuberías metálicas como la fundición dúctil, que para evitarla emplea pinturas de base epoxy en su exterior y cementado el interior y que en suelos agresivos las recubre con una manga de PE. Se han revisado tuberías de PE enterradas hace más de 40 años en terrenos muy ácidos sin detectarse ningún ataque químico.
Debido a su inercia química, son resistentes a los ácidos inorgánicos (clorhídrico, sulfúrico), álcalis, detergentes, rebajadores de tensión, aceites minerales y productos de fermentación.
El PE no conduce la electricidad, ya que es un excelente aislante eléctrico, lo que evita que un sistema eléctrico pueda ser conectado a tierra por la instalación de tuberías.
Son flexibles. Admiten ser curvadas en frío, lo cual acelera y abarata su instalación, que por otra parte es muy sencilla, ya que se adapta perfectamente a las irregularidades que pueda presentar el terreno. Durante la instalación debe de procurarse que la tubería serpentee en el interior de la zanja, con objeto de evitar tensiones originadas por las dilataciones propias del material.
Se suministran en rollos hasta un diámetro de tubo de 110 mm. A partir del cual se suministran en barras de 6 ó 13 m, estando supeditada su longitud únicamente por condiciones de transporte.
El PE se puede considerar un material noble, como la madera, existiendo gran experiencia en su utilización debido a su comportamiento y antigüedad en la aplicación en redes de agua potable y gas.
Las compañías de gas, que necesitan seguridad en sus redes, han dado el espaldarazo definitivo al elegir el PE, a nivel mundial, como el mejor material para sus redes de distribución de gas, debido a las características del material y a sus fiables sistemas de unión, iniciando su instalación en España en el año 1978, habiéndose instalado desde entonces más de 100.000 km de tuberías.
La única precaución que hay que tener, es que debido a su nobleza, las tuberías de PE admiten ser maltratadas, por lo que no debemos perderlas el respeto y seguir escrupulosamente los códigos de buena práctica de manipulación y montaje de las mismas, si queremos conseguir una instalación fiable y duradera.
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