Las calderas de biomasa son aquellas que utilizan combustible naturales provenientes de fuentes renovables para su funcionamiento.
Los pellets de madera, procedentes de residuos forestales o de los excedentes de industrias maderas, huesos de aceitunas, cáscaras de frutos secos, leña y más son las fuentes de energía natural que emplean las calderas de biomasa.
El biocombustibles del que se alimentan las calderas de biomasa, es más económico que los combustibles tradicionales (gasóleo, propano, etc…) siendo el precio más estable a través del tiempo ya que no depende de los precios que fijan los países.
Su alto poder calorífico por unidad de peso hace del biocombustibles una forma de energía rentable, renovable y aporta a la caldera de biomasa unos rendimientos caloríficos que casi alcanzan 100%.
Además, su caracterización como fuente de energía renovable, hace que eventualmente las Administraciones subvencionen su uso.
Comparado con combustibles fósiles un kilogramo de pellet tiene la mitad de poder calorífico que un litro de gasoil.
En otras palabras, necesitaremos dos kilos de pellet o hueso de aceituna para producir la misma energía que un litro de gasoil. Un m3 de pellet pesa aproximadamente unos 650 Kg. Así que si en un año consume 2.000 litros de gasoil necesitará unos 4.000 Kg. de pellet o hueso de aceituna, lo que ocupará aproximadamente unos 6 m3.
Tipos de calderas de biomasa según combustible.
- Calderas de pellets: Solamente se alimentan de combustibles uniformes tipo fluido, como pellets o huesos de aceituna, que se absorben a la caldera por medio de succión o tornillo sin fin.
Son las más comunes para potencias medias (uso doméstico). - Calderas policombustible: Pueden alimentarse con todo tipo de biocombustibles triturado, lo que requiere mayor capacidad de almacenamiento.
Son de mayor tamaño y potencia (uso industrial). - Estufas de leña: Utilizan troncos de leña para su combustión. Por su alto valor estético a modo de chimenea francesa, se fabrican de diseño para uso doméstico.
Funcionamiento caldera biomasa.
Funciona de una forma similar a una caldera de gas.
El quemador de combustible quema el pellet que se le proporciona, generando una llama horizontal que entra en la caldera, como suele suceder en los sistemas de gasóleo.
El calor generado durante esta combustión es transmitido al circuito de agua en el intercambiador incorporado en la caldera. El agua caliente generada se utiliza para calefacción y agua caliente sanitaria, climatización de piscinas, etc.
La calefacción puede ser por cualquiera de los sistemas convencionales de agua, como puede ser suelo radiante, radiadores o fancoils.
Las calderas de biomasa necesitan un contenedor o silo para el almacenaje del biocombustibles situado próximo a la caldera. Desde el mismo, un alimentador de tornillo sin fin o de succión, lo lleva a la caldera, donde se realiza la combustión.
El combustible tipo pellet debe almacenarse con una inclinación de unos 45º para su correcta inserción en la caldera.
Al quemar biomasa se produce algo de ceniza, que se recoge generalmente de manera automática en un cenicero que debe vaciarse unas cuatro veces al año. El porcentaje de contenido de cenizas en los pellets es inferior al 1%.
Para optimizar el funcionamiento de la caldera de biomasa, podemos instalar un acumulador, que almacenará el calor.