En esta ocasión vamos a aparcar por un día la soldadura de plásticos como todos la conocemos y mostraros el gran crecimiento que esta teniendo el plástico en todas las facetas de nuestra vida. Antes simplemente lo encontrabas en botellas, cajas y otros objetos varios… ahora esta presente en casi todo lo que puedas comprar. La explicación es muy sencilla, menores costes y mayor vida útil con un aspecto similar.
Hoy en día tu miras a tu alrededor y… canalizaciones de agua de PE, piscinas de PVC, tuberías, arquetas, coches, armarios, etc. Pues después de todo eso, ahora le ha llegado el turno al suelo, suelos laminados de PVC. Sin duda un gran competidor que va ha hacer sufrir mucho al parquet.
Los suelos de PVC ofrecen una solución perfecta para dar un toque moderno y funcional al suelo del hogar. Por sus características, que veremos a continuación, tiene una gran aceptación en el mercado. Una de las alternativas que se manejan a él son los suelos laminados con componentes de madera. Los dos tienen en común que, con ellos, se pueden diferenciar ambientes y lograr un aspecto muy acogedor para cada habitación. También se limpian con suma facilidad, algo muy práctico, ya que el tiempo es algo preciado en nuestro día a día.
Conocer las características de ambos nos permitirá compararlos, puesto que la oferta que hay en el mercado es amplia.
Suelo de PVC
– Composición. El material del que está compuesto es el policloruro de vinilo, aunque presenta texturas, colores y diseños muy diversos, en función de los gustos del comprador. En muchos casos imita a la piedra, la madera o el cemento, y lo hace con mucha fidelidad. El componente estético está muy logrado.
– Ventajas. Los suelos de PVC no sufren deformaciones debidas a la humedad, ya que no tienen la madera entre sus componentes y son impermeables. También ofrecen una enorme resistencia a la mayoría de los productos químicos que se puedan usar para su limpieza y ante productos incombustibles. Los suelos de PVC son antideslizantes, por lo que previenen las caídas. También son fáciles de limpiar, en la mayoría de los casos con agua templada y un limpiador neutro. Este tipo de suelos ofrece una enorme durabilidad y son muy resistentes al desgaste por el uso diario, lo que los convierte en una gran inversión para zonas de la casa por las que haya mucho tránsito o en las que se pasen muchas horas. Además, su impacto en el medioambiente es bajo, ya que después de su retirada sus componentes se pueden reciclar.
– Acabados. Podemos distinguir entre suelos continuos y losetas. Los primeros se venden en rollos de dos a cuatro metros de ancho, con un ancho que suele estar en torno a los 20 metros de largo. Las losetas, que se usan mucho en el ámbito doméstico, tienen unas medidas variables, cuadradas o rectangulares, que dependen del fabricante.
– Mantenimiento. Aunque se trata de suelos impermeables, se aconseja retirar líquidos que se puedan verter sobre él, ya que se podrían generar decoloraciones indeseadas. La la mopa o el aspirador doméstico son buenas soluciones para quitar la suciedas superficial. Para una mayor limpieza se puede usar agua templada con la fregona escurrida o con el añadido de un limpiador neutro.
Suelo laminado de madera
– Composición. Compuesto por varias capas, de materiales derivados de la madera, tiene como última capa un compuesto sintético de resinas de melamina a alta presión. Puede imitar a la madera, el ladrillo y otros materiales.
– Ventajas. Requiere poco desembolso y logran un efecto muy realista en la imitación de otros materiales. Su instalación es sencilla, se puede realizar encima del anterior pavimento y es de fácil limpieza. Su resistencia suele estimarse en los 35 años.
– Acabados. Los acabados pueden ir del liso, que es suave al tacto, al sincronizado o relieve poroso, pasando por el acabado de poro, aserrado y estructurado, pensado para ambientes rústicos.
– Mantenimiento. Se efectúa con una mopa o aspirador, si se hace a diario, o con productos neutros especializados si pasa más tiempo entre limpiezas.
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