El sellado de un vertedero se realiza con el principal objetivo de evitar la entrada en él de agua que proceda tanto de la lluvia como de las heladas, nieve y otras precipitaciones climatológicas.
En condiciones normales, el agua se filtraría a través de la masa de residuos, contaminándose, lo que haría acrecentarse el volumen de lixivados en el fondo del vertedero.
El vertedero se sella con coberturas de impermeabilización que se sellan de forma térmica con ensayos que garantizan la completa estanqueidad. De esta forma se crean redes de drenaje de lixivados y desgasificación.
Esto permite la restauración posterior de la zona, con incluso la revegetación, y la adecuación de espacios nuevos en el lugar.
Otro de los objetivos que se persigue con el sellado es impedir que los vertidos emiten gases a la atmósfera, que contribuyen tanto al calentamiento global del planeta como a la rotura de la capa de ozono. En concreto son el metano (CH4) y el dióxido de carbono (CO2) son las dos principales emisiones de los residuos sólidos urbanos, que primero se originan de modo aeróbico y, después, anaeróbico. El efecto más persistente es el del lixivado, que se estima que llega a contaminar durante tres décadas.
En función del tipo de residuos que recoja la instalación, hablamos de vertederos para residuos peligrosos, para residuos no peligrosos y para residuos inertes.
En líneas generales, podemos decir que la función de un vertedero es la evacuación, recogida y depósito de los residuos sólidos con el fin de minimizar el impacto medioambiental.
Podemos distinguir dos fases principales en el proceso que estamos describiendo; por una parte, la impermeabilización del vaso en el que se depositan los residuos y, por otra, el sellado del vertedero.
IMPERMEABILIZACIÓN DEL VASO
En primer lugar hay que centrarse en la parte que irá por debajo de esta impermeabilización, para detectar en ella posibles filtraciones o fugas.
Para ello se pueden emplear sensores electromagnéticos y, cuando la barrera natural no es suficiente, se usa una barrera artificial que puede estar formada por las llamadas mantas de bentonita entre dos geotextiles. Éstos previenen de los daños que puedan sufrir fondo y paredes del vertedero por punzonamiento.
A continuación, se aplica la geomembrana de polietileno de alta densidad (PEAD), que es químicamente inerte y será del espesor que interese en cada caso. Por encima de la geomembrana se coloca una malla especial con núcleo de PEAD o lo que se conocen como geocompuestos drenantes.
SELLADO DEL VASO
Para este cometido se aplican varias capas de geosintéticos que actúan como barrera estanca, que van desde un geocompuesto drenante con núcleo de PEAD entre dos capas de geotextil, hasta un geocompuesto drenante del suelo vegetal que se coloca sobra el vertedero sellado, y que tiene también un núcleo de PEAD (varia su forma o estructura dependiendo del fabricante situado entre dos o una capa de geotextil.
La principal normativa por las que se rige el sellado de vertederos en España es el Real Decreto 1481/2001, que regula la eliminación de residuos mediante su depósito en vertedero. Establece el fin del periodo de explotación y relleno para proteger la salud y el medioambiente.
Junta a ella están otras normas son las UNE 1004425, prEN 13492 y prEN 13493, además de la UNE-EN 13361 sobre ‘Barreras geosintéticas: requisitos para su utilización en la construcción de embalses y presas’.
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