El relleno y la compactación forman parte de una fase delicada, pero también decisiva, dentro del proceso de instalación de tuberías plásticas. De ella depende que la conducción sea capaz de soportar el efecto de las cargas exteriores que sufrirá a lo largo de toda su vida útil.
De poco sirve que el termoplástico empleado sea el más adecuado para el uso que se le va a dar, o que los protocolos de instalación se sigan al pie de la letra si el relleno y la compactación no dan la talla.
A diferencia de las tuberías de otro tipo de materiales, como el acero galvanizado o el cobre, las conducciones de termoplásticos son flexibles, lo que significa que, en caso de producirse una deformación, ese empuje pasivo lateral se dirige al terreno que la rodea. De esta forma, la tubería es capaz de resistir cargas fijas y móviles.
Distinguimos tres tipos de compactaciones, la denominada ‘buena’, la ‘moderada’ y la de tipo ‘granular’. Hay cuatro puntos que determinan una compactación exitosa:
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1 – LAS CARACTERÍSTICAS DEL MATERIAL
El material debe ser el más adecuado en cada caso, aunque siempre con unas características concretas. El material debe tener baja granulometría y no tener material con aristas fuertes, piedras o detritos al menos en la parte que se mantiene en contacto con la tubería.
Como norma de seguridad, se recomienda que no haya presencia de este tipo de materiales en los siguientes 30 centímetros cercanos al tubo.
Por último, aunque no menos importante, el material de relleno tiene que ser de características áridas, lo que quiere decir que no debe haber presencia en él ni de agua ni de humedad.
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2 – COMPACTACIÓN REGULAR
Es importante controlar el proceso para que la compactación sea continua. De lo contrario, se pueden producir desplazamientos.
Ello implicaría el riesgo de que se generen curvaturas anormales en el cuerpo de la tubería y esfuerzos sobre las juntas que perjudicarán a la calidad de la instalación y a su vida útil.
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3 – COMPACTACIÓN EN CAPAS SUCESIVAS
La compactación debe efectuarse con capas sucesivas de unos 30 centímetros de espesor cada una. De acuerdo con el ensayo de compactación Proctor, que indica la compactación máxima de un terreno en relación con su grado de humedad, ésta debería lograr un índice mínimo de entre el 90 y el 92 % para ser de calidad aceptable.
Para impedir levantamientos de la tubería, la primera capa de refuerzo debería superar el semidiámetro de la conducción. Teniendo la clave del tubo como referencia, el recubrimiento debe ser de calidad hasta al menos un metro de distancia y, a partir de ahí, se puede emplear el propio material que procede de la excavación realizada.
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4 – MAQUINARIA LIGERA
Para la compactación hasta 1 metro por encima de la tubería, es recomendable efectuar el relleno, además de con los medios normales, con maquinaria ligera.
La compactación es un proceso delicado, en el que se pone en juego la calidad de la instalación y que determina que la larga vida útil de las conducciones de termoplástico no se vea acortada.
Un error común y que puede dar al traste con el trabajo es realizar el relleno con maquinaria para carretera sin tener en cuenta el efecto de la carga dinámica sobre la conducción que permanece debajo.
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