Dentro del marco europeo, la industria termoplástica ha sufrido graves problemas de reputación, llegando incluso a replantearse la limitación del uso del PVC, como material de transformación.
Por ello, en el año 2000, la Comisión Europea publicó un libro verde sobre las cuestiones ambientales problemáticas relativas al ciclo de vida del PVC.
Dada esta disyuntiva, los líderes industriales realizaron en su día un esfuerzo con el fin de asumir la responsabilidad de la situación y modificar aquellos aspectos que estaban provocando la critica del uso del PVC, incluyendo la no utilización de aditivos, como estabilizadores o plastificantes, además de las emisiones durante la manufactura del PVC.
Durante este década, la industria ha desarrollado cambios sensibles, por ejemplo, adoptándose, de manera voluntaria, estándares mas exigentes que las propias regulaciones regionales, invirtiéndose millones de euros en el desarrollo de tecnologías de reciclaje e incineración, así como con la recuperación de materiales, además del establecimiento de sistemas efectivos de recolección de residuos postconsumo.
Actualmente, y gracias a la evolución surgida, no hay ninguna prohibición para el uso del PVC en Europa. Hay rigurosos procesos de control y evaluación que aseguran la mayor de las calidades posibles.
El PVC que podemos encontrar en el mercado hoy en día, es un material termoplástico específico, que continua manteniendo sus ventajas en costo y desempeño, en comparación con otros materiales.
Reseñar que la industria del PVC, evoluciona focalizada hacia la sustentabilidad, influyendo así en valores sociales y tecnológicos actuales.
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