Resistencia a la corrosión, fácil instalación, larga vida útil, múltiples sistemas de unión… conocemos en profundidad cuáles son las ventajas que nos ofrecen las tuberías de polietileno (PE). Debido a ellas, su uso se ha extendido, entre otros cuantos, para la distribución de combustibles gaseosos, los sistemas de riego o las conducciones subterráneas, aunque es el suministro de agua potable es el más importante de todos ellos. No debemos olvidar, a pesar de todo ello, cuáles son las limitaciones de los tubos de polietileno.
En primer lugar, tiene una limitada resistencia a las altas temperaturas, y nula resistencia al fuego. Respecto a lo primero, a diferencia de otros materiales, como el polietileno reticulado (PEX), el policloruro de vinilo clorado (CPVC) y otros, a las tuberías de PE que trabajen con una presión a una temperatura de funcionamiento constante entre los 20 y los 40 grados centígrados hay que aplicarles los coeficientes de reducción de presión correspondientes.
Sobre su resistencia al fuego, la industria emplea cada vez más instalaciones aéreas de conducciones de PE, algo que deja las tuberías expuestas a una potencial vulnerabilidad en el caso de que se produjera un incendio y las llamas las alcanzaran. Están libres de ese riesgo los tubos que se instalan enterrados, que de momento son la mayoría. La combustibilidad del PE es corriente. Bajo el efecto del juego, este termoplástico no emite gases ni residuos corrosivos, pero sí desprende gotas de material inflamado de monóxido (CO) y dióxido de carbono (CO2) y agua.
Otro de sus inconvenientes es su poca resistencia a los rayos ultravioleta (UV) del sol. Usar tubos de PE a la intemperie puede deteriorarlos debido a la acción del sol, por ello las tuberías de color negro para abastecimiento y distribución de agua potable están protegidas con negro de carbono y estabilizadores.
Hay, también dos fenómenos exclusivos que suceden en los tubos de PE: la ovalación y la tendencia de los extremos a cerrarse. A pesar de que ya en la fabricación, el almacenaje y el transporte se intenta evitar, el bajo módulo de estabilidad y el hecho de que se puedan suministrar en rollos hace que la ovalación sea una característica propia de los tubos de PE. Esto entorpece la soldadura, por lo que se emplean para subsanarla redondeadores mecánicos y abrazaderas en el caso de soldadura a tope. La tendencia de los extremos a cerrarse está originada por las tensiones debidas a un enfriamiento desigual cuando el tubo sale de la extrusora, y ocurre más con diámetros grandes. También se ha comprobado que la embocadura no se mantiene debido al efecto de memoria térmica del material, que hace que éste regrese a su posición original.
Otro de los puntos débiles de este tipo de tubos es la rápida propagación de las fisuras que pueda sufrir. Los certificados de AENOR para compuestos de polietileno indican el ámbito de uso o su limitación para evitar los conocidos como problemas de decuelgamiento o ‘sagging’. Los tubos de PE no se pueden pegar ni roscar, ya que no existe en el mercado un pegamento o adhesivo capaz de mantener, durante 50 años, la tensión de unión. Por último, las tuberías de PE presentan un coeficiente de dilatación elevado; se estima que es de 0.2 mm/m/ºC, alto en comparación con otros materiales plásticos, como el PVC (0.07) o el polipropileno (PP, 0.14).
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