El poliestireno de alto impacto o de choque (PSAI) es un polímero de adición, conformado por unidades de estireno y butadieno repetitivas. Su uso ha marcado un antes y un después en la industria de los plásticos, puesto que sus usos son innumerables y su polivalencia hace de él uno de los más empleados en campos muy diversos. Llamado también por sus siglas en inglés, HIPS (high impact polystyrene), se trata de un tipo poliestireno de alto impacato al que se le ha añadido una carga de polibutadieno, de tal modo que, con ello, se consigue mejorar la resistencia al impacto y superar uno de los ‘puntos débiles’ que tiene este material, siempre frágil a temperatura ambiente. Además del polibutadieno, al poliestireno se le adiciona acrilonitrilo en la mezcla, de lo cuál resulta una resistencia a fuerzas mecánicas aún mayor.
El peso molecular del polibutadieno que se emplea en este caso suele estar entre los 180.000 y los 260.000 g mol-1. Se trata, además, de polibutadieno fabricado con catalizadores de cobalto (‘alto-cis’) o litio (‘bajo-cis’). En ocasiones puede llegar a usarse un elastómero consistente en un dibloque estireno-butadieno. De esta forma se generan partículas de menor tamaño que con la adicción del polibutadieno, ya que este polímero forma partículas de un tamaño menor.
¿Qué aplicaciones tiene?
El PSAI es muy utilizado en la industria de la automoción, que ha encontrado en él un material de gran resistencia con menor peso que otros empleados anteriormente, como los metales. Es común que se emplee, también, en componentes informáticos como teclados de ordenador, impresoras, teléfonos, puertas de frigoríficos, envases de cosméticos, bandejas, anaqueles, juguetes, armas y accesorios de éstas o maquinillas desechables. En el campo de los envases es de los más empleados, por ejemplo por la industria láctea para yogures y todo tipo de postres. En los últimos tiempos está viviendo una creciente demanda para las impresiones en 3D.
¿Qué ventajas presenta?
El PSAI es tan versátil que es común verlo en numerosos objetos cotidianos. Como hemos señalado, se trata de un material que supera ampliamente en resistencia al impacto al poliestireno sin modificar. Además, permite la copia de detalles de molde de piezas a las que se quiere sustituir, ya sea por deterioro, roturas o desgaste. Este tipo de poliestireno es procesable con métodos como la extrusión y la inyección. Gracias a ellos, es posible conformar piezas de tamaños y proporciones muy específicas.
Su opacidad es otra ventaja para el caso de envases de alimentos, puesto que no deja pasar la luz, lo que podría afectar a su caducidad. Admite el añadido de aditivos como colorantes o sustancias ignífugas. EL PSAI suma a sus virtudes un peso reducido y una notable resistencia al agua. Puede ser un buen aislante térmico y eléctrico.
En comparación con el PS cristal, el PSAI tiene un módulo de flexión (GPa) de 1,6 a 2,9, en lugar de 3,0-3,4. El PSAI tiene muchas más flexibilidad, hasta el punto de que llega a igualar al acrilonitrilo butadieno estireno (ABS) en esta propiedad.
¿Cómo se recicla?
Al igual que ocurre con el poliestireno (PS) común, el PSAI se puede reciclar al 100%, ya sea por métodos mecánicos o químicos. En el primer caso, el residuo que se obtiene es utilizable en un amplio número de productos, como máquinas de escribir o semilleros.
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