Las tuberías termoplásticas enterradas han demostrado excelentes cualidades de durabilidad gracias a sus características técnicas. Sin embargo, tan importante como su composición y el cumplimiento de los protocolos más estrictos en su instalación y soldadura, es el tipo de compactación que las rodea. Esto se debe a que toda conducción debe soportar el efecto de cargas exteriores.

Tuberías en zanja

Distinguimos dos grandes grupos de tuberías, las rígidas y las flexibles. La gran diferencia entre ambas es que, mientras que las rígidas tienen que aguantar por sí mismas las presiones, las flexibles, en caso de deformación, envían ese empuje pasivo lateral al terreno que las circunda. Esto hace que sean capaces de resistir tanto las cargas fijas como las móviles.

Diferenciamos tres tipos de compactación del terreno; la denominada como buena’, la ‘moderada’ y la ‘nula’.

Compactación ‘Buena’

El material envolvente de tipo granular es compactado tras colocarse en la zona de riñones. Es una operación que hay que realizar con sumo cuidado. Después se pone material de relleno en sucesivas capas que tengan un máximo de 30 centímetros (cm). Cada una de ellas se va compactando.

La conducción debe quedar cubierta con una capa que tenga al menos 15 cm. A continuación, la zanja se completa con más material de relleno y se vuelve a compactar. Los valores típicos de densidad en el ensayo de compactación Proctor Normal son superiores al 94%.

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Compactación ‘Moderada’

Mientras que el tubo se cubre con una capa de al menos 15 cm, el material que rodea y envuelve a la conducción se sitúa en capas de un máximo de 50 cm. Cada una de ellas se compacta con sumo cuidado.

A continuación, la zanja se completa con más material de relleno que puede ser de cualquier tipo y, de nuevo, se compacta. Los valores típicos de densidad en el ensayo de compactación Proctor Normal están comprendidos entre el 87% y el 94%.

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Compactación nula de tipo granular

No es un sistema aconsejable. En este caso, no se compacta el material de relleno de tipo granular o cohesivo, lo que hace que la instalación sea más rápida y económica, pero menos duradera en el tiempo.

Podemos decir que una instalación de conducción tiene que ofrecer una densidad de compactación Proctor Normal que supere el 87%. Esto implica una compactación entre moderada y buena y el empleo de materiales de relleno que no resultan cohesivos, como son las arenas sueltas o las gravas.

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